El nuevo anuncio navideño de IKEA va a terminar destrozando las (malas) conciencias de toda una generación de padres que pasamos poco tiempo en casa.

“La navidad nos desamuebla la cabeza”. Dice. Y sostiene que los niños prefieren a los padres que a los Reyes Magos, y les piden en una carta que estén más con ellos, que jueguen al fútbol.

Me parece que bastante tenemos ya con la carga de culpa por no ser suficientemente buenos como para que IKEA, para vender sillas y estanterías Billy de conglomerado chungo, venga y nos aporree con un espot lacrimógeno que incita a dedicarnos más a nuestros hijos.

Que no digo yo que no sea buena idea…pero

Si dedicamos más tiempo a nuestros hijos, sépanlo, suecos listillos, no tendremos tiempo de montar diabólicos armarios de nombres imposibles de recordar. Ni romperemos con nuestras parejas en la sección “cocinas” porque tú la quieres roja y él o ella amarilla. Y tampoco devoraremos esas albóndigas de serrín con sirope de elefante rojo, ni mangaremos los lápices para hacerles productplacement involuntario en las reuniones de trabajo.

Yo, concretamente, paso bastante tiempo con las chukis, pero diría que a veces las estorbo porque es entrar en una habitación y salir ellas por piernas para encerrarse juntas en territorio adolescente. Así que en breve protagonizaré un anuncio donde una madre desesperada finge que juega al escondite para no asumir que ha dejado de ser la reina de la casa.

 Recuerdo la que se lió el año pasado con el anuncio de Campofrío “Hazte la Sueca”, y también con el del Gordo de Navidad donde Raphael cantaba el tamborilero con cara de loco en una plaza mientras Montserrat Caballé se desgañitaba en estertores a su diestra.

Empiezo a pensar que la Navidad es el problema.  Que la publicidad toca los botones sensibles. El sentido del ridículo, de la patria, de la familia. Y nosotros reaccionamos a lo bestia. Y no sé si se venden más jamones de mala calidad, más décimos de lotería o más cajas de herramientas que sólo encajan en el hueco la primera vez.

Los padres que conozco, en general, hacen lo que pueden por estar con sus hijos. Y si no les dedican más horas es porque trabajan demasiado. Y además tienen sus vidas, unas vidas en las que no son sólo padres ni empleados. Sino amigos, amantes, socios del Real Madrid, corredores de fondo, disidentes en manifestación, adictos al arte, cerveceros, lectores compulsivos o revientasiestas en moto.

Y me parece bien. Ser sólo padre o madre es limitado. Una faceta más, profunda y transformadora, desde luego,  que se alimenta de las otras.  No hay nada más insoportable que una madre full time, o un padre a tope obsesionado con los hijos.

Así que les sugiero, señores de IKEA, me contacten para otro espot más moderno, menos reaccionario. De lo contrario rehabiliten el de “Las muñecas de Famosa se dirigen al portal” o el de turrones El Almendro “Vuelve a casa vuelve por Navidad”, que nos hacían llorar sin sensación de culpa en esa época en la que las estanterías te las montaba el carpintero. Como dios manda.