“No tengo mis recursos predispuestos y ordenados, y sólo aprendo después de la acción, con tantas dudas sobre mi esfuerzo como sobre otra fuerza. De ahí que, si tengo éxito en una tarea, lo atribuya más a mi fortuna que a mi habilidad, pues me las planteo todas al azar y con temor”. Michel de Montaigne. Los Ensayos.

1.La Alcarria es un hallazgo necesario sin necesidad de un Cela que la aliente. El fin de semana de trote por algunos de sus pueblos –Horche, Lupiana, Auñón– sigue susurrándome la importancia de la Tierra y la armonía del paisaje austero frente a la exhuberancia de lo obvio. Monte bajo, trepadoras y celindas aromáticas, concierto de nubes en el cielo y una plaza con unas escaleras que anuncia un lavadero donde mi familia y yo nos enredamos en la charla&gin tonic y torreznos mientras unas mujeres árabes, a pocos metros, ordenaban a sus hijos sin sentir que lo nuestro era una provocación. Las plazas rezuman tolerancia; las palabras, relleno de tiempos muertos a esa temperatura perfecta que no alumbra un titular, pero te acaricia el pelo.

Monasterio de Lupiana

2.La ruina es bella y alguien debería escribir ya una guía turística de ruinas. Mejor si no se pueden visitar. El Poblado de Villaflores, cerca de Guadalajara, fue diseñado por Ricardo Velázquez Bosco, el mismo arquitecto del Palacio de Velázquez, la Escuela de Minas o y el Palacio de Cristal de El Retiro (Madrid), pero nunca lo hubiera sabido de no ser por R. Para llegar hay que atravesar vallas de obra y paredes con graffiti que lejos de afear el conjunto lo convierten en instalación (aunque hay un punto en el que parece que desembocarás en un poblado de droga). La Bienale de Venecia afilaría sus colmillos ante la visión de ese columbario que taladra el AVE cada poco rato, como flecha de fuego mientras el sol se oculta entre el misterio de una colonia agrícola del siglo XIX que se cae a trozos pese a ser Bien de Interés Cultural, ese reconocimiento que sirve a veces tanto como ser Miss Cuenca en Senegal.

3.En familia jugamos a “Yo fui a la EGB”, un juego mal diseñado que pone a prueba la memoria de los que pertenecimos a esas generaciones con las que algunos se han forrado a base de libros sobre el tema (los chicles bazooka, el coche sin cinturón de seguridad, las pastillas calientaburras…etc). Asumiento que los de mi estirpe somos incapaces de leer manuales de instrucciones, aquellas eran un dislate, así que terminamos por coger la tarjetita del montón que mejor nos venía, muertos de risa, y dimos un recital de amnesia generalizada frente a la chimenea con la que nuestros hijos fliparon.

Poblado de Villaflores

4.Menosprecio de name-dropping, alabanza de aldea. Este es mi tópico y de ahí no me saca nadie. No encuentro nada más cierto que montar unos muebles de cocina de IKEA mientras pasan las horas y el campo vomita un silencio oficioso desde donde trenzar sueños de patio. Lo más crucial en este momento es comprobar si las enredaderas han prendido, ese milagro cotidiano. Lo demás, farfulla modernícola sin fuste.

5.La Alcarria es ese pastor adusto que abre la boca y suena a Montaigne. Ya lo he entendido.