Asegura Scarlett Johansson, recién divorciada: “La idea del matrimonio es muy romántica, es una idea muy bonita, y su práctica puede ser una cosa muy bella. Pero no creo que sea natural ser una persona monógama. Puede que me critiquen por esto, pero creo que es mucho trabajo”.

La afirmación es de una simpleza radical, muy apta para adhesiones en forma de likes. La naturaleza animal no es monógama, libro de ciencias naturales. Desarróllalo un poco, rubia voluptuosa, le pediría si hubiera hecho yo esa entrevista en Playboy de la que todos se hacen eco.

Y entonces la antítesis salta desde mi librería. “Una pena en observación”, de C.S Lewis (Anagrama). Uno de esos libros releídos a los que vuelvo por su deliciosa mirada sobre el amor profundo y su  pérdida: “El regalo más precioso que me hizo el matrimonio fue el brindarme un choque constante con algo muy cercano e íntimo pero al mismo tiempo indefectiblemente otro y resistente, real, en una palabra”, clama el autor. Y luego, más adelante: “Dicen que los cobardes mueren muchas veces: esos les pasa a los seres amados”.

Hay otro  ejemplo real, no sacado de un libro, de esto de lo que habla el escritor irlandés. Puede verse en Cabezas habladoras, el corto documental que ganó un Goya en su categoría hace apenas quince días. Por él desfilamos una serie de hombres, mujeres y niños respondiendo a las preguntas: ¿Quién eres? ¿Qué te gustaría?  Blanco y negro, plano fijo y pocas escapatorias. Una de las interrogadas es una mujer nonagenaria, me parece. Con la mirada plácida y esa naturalidad que otorga la ausencia de miedo y de pudor innecesario estalla en una sonrisa a cámara y confiesa que lo que quiere es morirse para ir con su marido, “porque sin él la vida ya no es vida”.

Goya 2017 Corto Documental

Días después de recibir el premio, el director del corto –Juan Vicente Córdoba– y su productor –Javier Gil– fueron a la residencia donde vive esa mujer y le llevaron el Goya (a ella y a otros protagonistas del documental). Los esperaba una alfombra roja por la que desfilaron orgullosos en un photocall mucho más  emocionante que el de la ceremonia oficial. Al despedirse de Amparo, creo que así se llama la mujer, ésta les dijo: “Si volveís y no estoy ya sabéis que me habré ido contenta…”. Nada en ella hace pensar que esté amargada o sea depresiva. Es la abuelita dulce que todos querríamos tener.

No se me ocurre nada más conmovedor y nada más hermoso, querida Scarlett Johansson. No creo que esa mujer se haya sometido al matrimonio, ni creo que sea un deseo general morir de amor o por amor.

Una estrella y su Goya

Y sin embargo sus palabras me han hecho sentir ardientemente que es un enorme privilegio esperimentar ese choque constante con algo muy cercano e íntimo pero al mismo tiempo indefectiblemente otro y resistente, real, en una palabra. Se llame matrimonio o solo amor, que es de lo que hablamos.