Mi querida Big-Bang:

Ella y yo apenas habíamos cruzado tres conversaciones, algunas de ascensor, siempre corriendo. Después, los destinos profesionales nos separaron, pero siempre hubo una llamada, un mensaje telefónico y, ayer, por fin, quedamos a comer. Llegó con sus taconazos, su look de ejecutiva y la melena perfecta. Bolso y gafas a juego. Impecable. “Pidamos un micuit y alcachofas de primero, ¿te parece?”

Me gustan las mujeres que comen sin culpa. Me gustan las que piden micuit o cualquier forma de foie, grasa pura y selecta. Me gusta que I. desmonte sola la imagen de ejecutiva fría que exporta. Creo mucho en los flechazos entre mujeres. Y como no soy bollo ni tendría problemas en serlo, si lo fuera, me dejo arrastrar por la fascinación de un hallazgo como I. entregada y sin prejuicios. Agua con gas y limón, ¿o la ocasión merece un vino?.

Hablamos de trabajo, del glamour, el champán y las finanzas. Me enseña una sms de su hija: “Qué bien lo pasé ayer contigo”. Mezclamos los afectos, las críticas, el cotilleo, los chismes. En un momento dado I. se dispone a contarme algo. “Esto no lo sabe nadie”. Casi le tiembla la voz. Le toco el brazo. Comparte su secreto. Dejo de zampar pulpo, arrastrada por su historia. I. ya no es una casi desconocida. Estoy tan cerca de ella que podría adivinar el número de cuerpos de su armario, el contenido de su mesilla de noche o porqué ayer no pudo pegar ojo.

A veces, las mujeres levantamos la barrera y servimos barra libre para todas. Da gusto cepillarse los prejuicios de un plumazo, añadir a la lista de contactos un nombre nuevo. Quedar para contarnos su viaje tras la Semana Santa, con la promesa de un gin-tonic. Salir a la calle tronchadas de risa y sin ganas de parar un taxi.

Me gustan las mujeres. Sí, aunque amo a los hombres. Pero donde esté un viaje con amigas que se quiten el fútbol y los toros.

Vuelve el camarero: ¿Tomarán postres?. Es la prueba de fuego. I.me mira y propone: “pidamos un helado que es como una nube, está delicioso”.

Adoro a las mujeres que piden postre.