“Armas de mujer” (quiero ser Melanie)

Ayer un taxista chulito me interrogó a conciencia. Yo había entrado al coche sofocada y con el clásico comentario british acerca del tiempo (caluroso para quien ha pasado la eternidad vacacional en el norte de España, porque si el ministro Soria me dice que hay que quedarse aquí y hacer gasto yo lo hago) y él me miró con ojos de águila sardónica y dijo: Ya…tiene usted mucha pinta de trabajar en el tajo.

-¿Perdone?
-Que seguro que ha llegado a su despacho, porque tendrá despacho, y ha encendido el aire acondicionado y ni se ha enterado hasta ahora de que hacía calor, ¿es o no es?

Y yo, que no tengo síndrome postvacacional salvo en la rapidez de reflejos, respondí un sí lateral, a medio camino entre el disgusto y la vergüenza por tener un despacho con aire acondicionado, y a puntito estaba de disculparme por no tener que trabajar de taxista cuando el hombre, treintañero, calvo y con expresión de comadreja tramposa, empezó su ronda de preguntas:

-Usted, con esos zapatos, debe pisar suelos muy elegantes, no como el de mi bar.
-Ah, ¿pero tiene un bar? (encogiendo las piernas para quitar los zapatos de su ángulo de visión)

Ministro Soria y su proclama;”Veraneen en España”

-Sí, en Vallecas, tome la tarjeta, es una pegatina que puede poner en su despacho, en algún lugar donde la gente importante que la visita no lo vea, que lo de Vallekas, con k, es muy cheli para una señorita como usted.

Yo me estaba sintiendo cada vez más incómoda, pero extendí la mano y guardé la tarjeta, rezando porque el tío hubiera concluido su speech. Pero no.

-¿No tiene curiosidad por saber qué hace un taxista con un bar?
-Pues…no sé. ¿Cuando aparca el coche se planta detrás de la barra?
-Negativo. Trabajar estar mal visto.

Y lo siguiente, me lo temía, fue que me empezó a contar su historia, con un arranque prometedor: “Mi abuelo era republicano y, por lo tanto inteligente”. Y fue ese hombre quien le aconsejó que si tenía alguna vez un negocio lo tratara como a un hijo, y que, ahí va lo mejor –“como dijo Einstein: Que la suerte te pille trajabando”.

-Creo que la frase era “que la inspiración te pille trabajando”, y la dijo Picasso, no Einstein”, saltó la marisabidilla que me habita, encantada de poder cuajar su pequeña venganza.

El tipo hizo un gesto contrariado, pero sacó su artillería pesada.
-Ya sabía yo que usted además de despacho debe mandar mucho. Porque manda y corrige a otros, ¿a que sí?

En ese momento lo vi claro, respiré hondo y, sacado el monedero porque ya estábamos a la puerta de mi casa, respondí:

-Soy auxiliar administrativa y de vez en cuando le quito a mi jefa los zapatos aprovechando que está de viaje, como Melanie Griffith en “Armas de Mujer”. Que tenga un buen día, listillo, y perdone que no le dé propina pero es que mi sueldo no me lo permite y además no tengo un bar. Como diría mi abuelo republicano: “cada mochuelo a su olivo”. Tenga un gran día.