Mi querida Big-Bang:

¿Se puede ser glamourosa con las fauces abiertas ante un cocido completo? ¿He vendido mi alma por un puñado de garbanzos? Con este pensamiento aniquilándome las meninges no he pegado ojo. Asumo que seré tachada de muchas agendas VIP después del platazo que me enjareté ayer, entre amigas modelo “Sexo en Nueva York” que picoteaban con desgana sus respectivas ensaladas mientras hablábamos de hombres que les partieron el corazón, de chic-lit y de retoques estéticos que siempre se hacen las otras. Todo en el mismo saco.

Añadiré que sólo una se hermanó conmigo en la grasa saturada, pero cuando estás fuera de cuentas con una tripa de diseño, como es su caso, te lo puedes permitir todo. Incluidos el chorizo, la morcilla y una panceta más propia del clan de los Albóndigas que de Carrie Bradshaw & company.

“Tuve un novio que me plantó después de un partido de fútbol del Valladolid”, abrió el turno de confesiones mi cuñada M. Lo peor no fue que el equipo fuera de tercera división -mon dieu!-, sino que ese novio…era hermano del ex novio de J, también a la mesa, también despechada. Ambas argentinas, ambas brillantes, perfectamente desconocidas la una para la otra hasta ayer …y esos dos sátiros en algún lugar del planeta, ajenos a nuestro despelleje. Woody Allen se habría frotado las manos y habría llegado al paroxismo cuando sentenciaron que el problema era “un Edipo no resuelto”.

Las mujeres tenemos esa propensión a citar a Freud cuando nos van mal dadas. Con lo fácil que sería acordarse de Corín Tellado, un producto nacional que no necesitó del diván para darse cuenta de que hay hombres muy malos y lascivos, apasionados lobos con piel de cordero que te chupan la sangre justo después de cantar un gol. Tipejillos de tercera división regional que eligen Valladolid para destrozar mujeres de ultramar. Desubicados y capullos.

No es resentimiento, son los efectos de la digestión del cocido completo. En adelante prometo ceñirme al protocolo de la rúcola y fingir que no me gusta el panettone. Hoy es Nueva York y el sexo puede esperar…