Mi querida Big-Bang:

Divorcieitor lo ha vuelto a hacer. Un hombre de pelo lacio y canoso que se tiñe de negro zaíno está queriendo expresar algo y no sabe muy bien qué. Si encima ese hombre prescinde de los profesionales del coiffure, empieza a preocuparte. No es que esté en contra de la coquetería masculina, qué va, es que las de la corporación de la mecha rubia somos muy chulitas y despiadadas con los del tinte cobrizo casi negro. Ese que si llueve, chorrea por los hombros y monta un Jackson Pollock que para qué. Y en una tierra donde llueve tontamente y casi a diario, me parece una provocación innecesaria.

Empezaré por el principio, que a ti te ponen de los nervios los relatos mal hilados. Yo tenía una granja en África… Ah, que no era eso… Yo tenía una casa con prado en Asturias. Abajo vivía, vive, mi casero, Mr Shreck, y sra Fiona más hijos y nieto. Y a la izquierda, Divorcieitor & hija. El hombre coincide con nosotras cada año. “Divorciada y divorciado”, debió pensar, como si fuéramos los del romance de Rosabella y Domingo Pérez. Para los no avezados en el pop noventero, la vieja historia del roto y el descosido con remiendos de la vida (también los llaman desgarros existenciales, pero como ni él ni yo leemos a Sartre, vamos a dejarlo ahí).

Sí, un hombre y una mujer tarados por obra y gracia del mercado matrimonial. Los restos de un día de abastos furioso y desconsiderado. Con mucho menos mi A-1 habría montado una TV movie muy del gusto español. Situación: una prado, mi balcón (muy del estilo princesa Rapunzel, con su buganvilla y todo), su porche a la vista, y muchas horas por delante para pintar la mona. Todo perfecto, si no fuera porque mi chuki adolescente se descojona, con perdón, con la cosa y la explota con malicia: “Mamá, Divorcieitor me ha preguntado otra vez que a qué playa vamos a ir hoy, y he vuelto a decirle que a otra que no es la suya, jejeje”.

Sí, a los 14 años se puede ser muy chunga, y no me digas eso de “cría cuervos y tendrás muchos” porque yo educo a mis chukis en la fe en la unidad familiar completa y todos los años las llevo a centros comerciales para que vean en los Burguer King lo que vienen siendo familias normales, a saber: madre desquiciada, padre disidente, abuela porculera y niños redichos.. Ellas se zampan unos Whoppers del carajo y vuelven a casa considerando que lo nuestro es jauja, y que nunca nunca volverán a desear un modelo tradicional católico.

Te dejo ya, que mi doncel merodea nervioso por las zonas comunes para pegar la hebra un rato. No sabe el hombre que acercarse a mi territorio es como quedarse a vivir para siempre en la nave de Alien Resurrection. Creo que por su bien debería disuadirle con una frase dulce de las mías, del tipo: “¿Has probado el tinte de renacuajo viudo que acaba de sacar LÓreal? Un chollo, oyes. Te lo echas y se te forma una película indeleble en torno a las canas que muy mal se te tiene que dar para no seducir a una rana de charca común, tronco”.