Ahora que sé que
el matrimonio no es indisoluble, sino estable, me siento más
profundamente divorciada. Inestable, diluida… pero divorciada cum laude. ¿Fin del insomnio?
Estable: “Que se
mantiene sin peligro de cambiar, caer o desaparecer” (en fin…)
Indisoluble: “Que
no se puede disolver, separar”
Leyendo ambas
definiciones se diría que estamos ante un debate de la Física, no
de la religión
. Pero los científicos han hecho demasiadas
cosquillas a los teólogos a los largo de los siglos, así que fueron
arrinconados con sus probetas y sus instrumentos de medir. 
“Y sin
embargo, se mueve”.
Soy divorciada
soluble
, y pienso disfrutar todo el día de mi nuevo estatus y
escribir una carta al ministro de Interior -del Opus Dei, por cierto-
para que incorpore esta categoría al DNI.
Gracias, Bergoglio.
Le has dado una nueva y más pomposa identidad a mi existencia.
Parece el Papa
Francisco
ha pisado el acelerador de las reformas porque se da cuenta
de que el suelo vaticano se hunde y los parroquianos echan a correr.
Sólo las beatas parecían dispuestas a clavarse de rodillas con el
rosario en la manos mientras la institución se enfrentaba a un
juicio sumarísimo por no defender los valores puros y primigenios del
cristianismo: la pobreza, la compasión, el perdón.
..Esos con los
que hasta el más ateo de entre los ateos podría estar de acuerdo.
LUMEN FIDEI PAPA FRANCISCO
¿La demagocia es soluble? Veamos:
Los curas roban en
sus propios bancos. Hay un lobby gay en el Vaticano (miedo miedito…? Como si el lobby hetero no fuera una amenaza). Abusan de los
menores. Conspiran en el nombre de dios. Trafican con las almas.
Mienten y castigan.
No todos, desde
luego. Sólo algunos. ¿El outing es soluble o indisoluble?
Y, aún más:
¿La fe es indisoluble? ¿Es inodora, incolora e insípida? ¿Y la intolerancia?
Y, dentro de la
solubilidad, ¿la intolerancia es soluble como el Cola Cao (o sea,
con grumos) o como el Nesquik (rápida, pero más inconsistente e
insípida)?
Gracias a este Papa
que me gusta (y ya sé que esto me va a reportar no pocos enemigos
que me prefieren radicalmente antieclesiástica) habrá muchos
católicos divorciados que hayan suspirado de alivio al saber que ya
pueden ir a comulgar sin que el demonio se les meta en el cuerpo al
tragar la hostia sagrada.
Pero, Jorge
Bergoglio, tras esta encíclica, Lumen Fidei, tengo varias preguntas
para Vos: ¿La nulidad se mantiene como tal o requerirá algunas
reformillas? Si un matrimonio es soluble, y fracasado, ¿permitirá volver a
casarse una vez que las burbujas se extingan/diluyan en el vaso como
un alka seltzer o habrá que seguir acumulando absurdas pruebas de
inmadurez psicológica para que un tribunal sumarísimo le dé
carpetazo definitivo?
Y una cosa más,
¿habéis reservado lo del matrimonio gay para la próxima encíclica
porque esta la habéis escrito a cuatro manos con Ratzinger y no
era plan de que le diese una apoplejía espiritual al pobrejubilado ahora que
por fin se ha alejado de las conspiraciones y pasea por el jardín
con sus monjitas cuidadoras?
Demasiadas
preguntas para una divorciada soluble e inestable, pensaréis. Así
que lo dejo ya y me dispongo a subir al campanario de la primera
iglesia que me salga al encuentro mientras corro con esa ligereza que
otorga saber que hasta las estructuras de hormigón a veces se
resquebrajan un poquito, y por ahí entra oxígeno. Y transforma el
aire enrarecido. Y algunos suspiran porque sus flores hace tiempo ya
que se estaban marchitando.