Mi querida Big-Bang:

Ayer en el cole le preguntaron a mi adolescente furibunda si creía que Dios había creado el mundo. Ella, poniendo esa cara de perdonarte la vida que borda, respondió: “no hombre, no, que fue el Big-Bang”. Y el cura se encogió de hombros y pasó a la siguiente.

De todas las historias del Antiguo Testamento la de la creación me parece la más grande. Es normal que si quieres dar idea de tu poderío saques la varita y te marques un cielo por aquí y un hombre en taparrabos por allá. Mark Twain lo hizo y el resultado fue su delicioso y breve “Diario de Adán y Eva”. Luego llegaron Álex y Cristina, aquellos lánguidos de los últimos ochenta, y lo intentaron con esa memez que decía “hago chas y aparezco a tu lado”. No, chicos, no, si queréis hacer chas como mínimo os tenéis que llamar yahvé y crear un zoo, no un teletransporte chungo.

“En el principio fue un diván y una desequilibrada con ínfulas”, podríamos decir. Ser el primero, aunque sea en una neurosis, tiene algo de épica. El que se inventó el gotelé, mismamente, puede estar orgulloso. Cada vez que viene un albañil a casa me advierte de que echará “la gota”, que es algo parecido al diluvio universal, pero en lugar de ahogar bichos se ahogan los fundamentos estéticos más elementales. Pero ahí sigue la gota, acaparando titulares,mientras que el estuco veneciano se bate en retirada.

El gremio de la construcción puede estar orgulloso.Es un auténtico precursor y, sin embargo, no aparece en el relato bíblico de los siete días, cuando necesariamente tuvo que estar allí y hacer sus enconfrados, sus rozas o dar de llana con “la herramienta”. Porque un albañil siempre hablará de sus paletas, de sus mazos, en femenino singular,por algún motivo caballeresco que se me escapa. O quizás porque no tienen una Eva que llevarse a la boca.

Y hablando de Eva, tentadora y amiga de las serpientes estejerales. ¿Provocó la pobre mujer el cataclismo que dio lugar a esa mega explosión del universo? ¿Pudo una simple manzana concitar a los masters del universo para hacer estallar el mundo previo al Antiguo Testamento,a las creencias y a las adolescentes respondonas que a la que te descuidas te sueltan en la mesa, antes del postre: “Tú creer, lo que se dice creer, no crees mucho, ¿verdad?” Qué jodía! No sabe que mis agujeros negros son una forma de buscar explicaciones al caos que montó un tipo empeñado en hacernos creer que en siete días es posible montar un jardín con todos su extras de serie y poner a un tipo bien tonto a correr alrededor de una tronka en pelotas dispuesta a perderlo todo por una fruta insípida. Qué mal rematadas están algunas historias, oye!