Mi querida Big-Bang:

Acabo de escribir mi carta de dimisión irrevocable. Fue dejar atrás los montes astures y comenzar el ascenso a la meseta cuando me asaltó esa revelación que ya conoces: “No tengo regreso”. La frasecilla es de un culebrón venezolano y la saco a colación cada vez que viene al caso. Incluso cuando no viene.

Te adjunto el borrador de la misiva, por si quisieras hacer alguna consideración. He intentado ser directa y no dejar resquicios para que vea que voy en serio. Muy en serio.

Querida jefa:

¿Recuerdas mi viejo sueño de montar una mercería con productos de poca rotación?…

(No, esta no vale, ella sabe que vender bragas a las gordas del barrio no me realizaría nunca, y que los lazos de colorines están en franca decadencia desde que las niñas quieren ser Britney Spears).

Querida jefa:

No se pueden poner puertas al monte. ¿Recuerdas a Heidi, tan chuchurría cuando llegó a la cabaña del abuelito y tan rechinflante quince días después? Pues esa soy yo, sin chapetas en las mejillas ni Pedro con cabra que me ronde.

(Uff, por ahí tampoco voy bien. Los dibujos animados de nuestra infancia eran traumáticos. Hay gente que se colgó de melancolía con “Marco, de los Apeninos a los Andes” y allí se ha quedado, buscando a su mamá. Para que ahora digan de la violencia de los videojuegos…)

Querida jefa:

¿Recuerdas cuando me quisiste echar por comer una bolsa de Cheetos barbacoa en tu despacho justo cuando nuestro megacojosuperjefe entraba por la puerta? Pues que sepas que estoy siguiendo la dieta del colorante naranja y mi endocrino me ha prescrito tres bolsas en desayuno, comida y cena. Y que para mayor efectividad me las zampo a puñados y mastico con la boca abierta.

Querida jefa:

He perdido todo mi glamour. Huelo a estiércol y a vaca. Además, acabo de ingresar en alcohólicos anónimos por sobredosis de sidra y pienso dar mi nombre, apellidos y el NIF de la empresa.

Querida jefa:

Me han secuestrado unos hombres muy malos. Dicen que no te molestes en pagar el rescate.

Querida jefa:

Vaaaaaaaaale. Allí estaré el lunes, pero ordena a todos que no me hablen, que hagan como que no me ven. Que he entrado en brote psicótico postvacacional y que puedo hacer diabluras con el cutter. Avisada quedas.

Tuya afectísima.