Diálogo 1:
¿Se puede carecer de identidad fija?
-Como de casa fija. Hay quien guarda su yo en un apartado de correos. O en varios.

1.Las familias en el Retiro los domingos hacen una representación de felicidad más previsible que las de los guiñoles a los que llevan a los niños. El Retiro es la tregua del madrileño y el destino ineludible del visitante de provincias que prefiere las barcas al museo del Prado. El aperitivo frente a los barbos grasientos que devoran las migas de la merienda ajena es un plan. Y siempre queda la coartada cultural que es el Palacio Velázquez o el de Cristal. O la coartada petardosocial de Casa de Vacas, donde (a menudo) cuelgan pinturas de señoras ociosas que siempre harán juego con tu sofá o tus cortinas.

2.Mi amiga F. me habla de las Constelaciones Familiares. Un juego de rol involuntario en el que perfectos desconocidos representan sin datos previos los dolores de tu vida. El asunto, que no me era desconocido, me  despierta siempre gran curiosidad. Pregunto y pregunto, mientras apuramos sendos pisco sour en un peruano al que siempre quiero ir, pero pilla a desmano. Apunto: existe en verbo “constelar”. Yo hubiera dicho que es tejer un tapiz con estrellas. O algo así.

3.Libros que te llevan a otros libros. Apunto “Memorias” de Mircea Eliade, y “Memorias de ultratumba“, aunque no creo que lea este último, donde Chateaubriand dice que “la vejez es un naufragio“. En el autobús se achican aguas y los jóvenes no ceden el asiento a los mayores. Siento deseos violentos de levantarlos a empujones, pero me invade la vergüenza y acaso lo pido por favor. El desvergonzado siempre juega con la ventaja del pudor ajeno. 

4.Arranca la Semana Fantástica de las comidas y cenas sociales. Como la del Corte Inglés, dura quince días (ese misterio). No estoy segura de resistir tantos gastroembates sin descomponerme en el camino. Lo ideal sería enfermar antes, pero esta dieta alcalina me está convirtiendo en inmortal. Ni un catarro. A veces echo de menos las cerveza…

5.Fracaso estrepitoso de mis menús degustación con mis hijas. Los cociné de libro el sábado, juro que estaban ricos, pero  ayer tenían un aspecto lacio y legañoso. Eso no impidió que los pusiera en el plato y cada una actuó como era previsible: No está mal, dijo mi mayor, pero tardaba en llevarse el tenedor a la boca. Qué asco, gritaba la enana, que se tapaba la nariz antes de tragar. Entendí que la cebolla envejece mal, como el vinagre. Y que hubiera triunfado más con una sopa castellana.

Diálogo 2.
-No creo que el Cara a Cara de hoy vaya a ser un hito en nuestras vidas. ¿Dónde estabas el día que Rajoy y Pedro Sánchez debatieron en una mesa de metro y medio? (te preguntarán).
-En la cocina, tirando con pena un tartar de salmón a la basura. O vaya usted a saber…