1. La crisis de los 40 son un puñado de cojodudas donde antes había absurdas certezas. Esta constatación se deduce de cientos de horas de conversaciones grabadas con mujeres (y algunos hombres) nacidos en los años sesenta que aseguraban no estar en crisis.

2. Hay casualidades que cortan la digestión. Encontrarte con un ex en un centro comercial justo en el pasillo donde no puedes dejar de cruzarte. Menos mal que había un baño. Cenar con la ex de tu novio que casualmente es amiga de tu amigo y no lo sabíais. Y reírte con cierto sadismo contemplando la escena con mueca mefistofélica.

3.A partir de cierta edad no se puede perder el tiempo con quien no te aporta. No se puede fingir salvo que sea tan sobreactuado que el otro se dé cuenta de tus verdaderas intenciones. No se puede dar rodeos porque cansa (ni siquiera en circunloquios. Especialmente circunloquios).

4. Si has decidido no fijar el cabecero de la cama a la pared, no te quejes de que cada vez que te mueves suena como si celebraras una orgía y digas: “a ver si mañana llamo a mi padre para que traiga la Black&Decker”. La música del cabecero propio es celestial.

5.A partir del momento en el que uno es un poco más sabio (léase menos mamarracho)  y  se ha dado cuenta de que sabe mucho menos de lo que le queda por saber (y mira que Sócrates lleva siglos dando la brasa con esta constatación, el hombre) debe intentar contradecirse una y otra vez. O lo mismo no.

6. Los malos libros, los malos amantes, las malas intenciones…arden mal en las hogueras. Intentadlo con un bidón de gasolina.

7.El café es una droga barata, deliciosa e infalible. Sólo le falta ser ilegal para rozar la perfección.

Buenos días.