“¿Cómo me gusta escribir? Con un lápiz blando y la polla bien dura. Nunca a la inversa”. (Intimidad. Hanif Kureishi)

Me doy cuenta de que me gusta la provocación sólo si se sirve mezclada (y agitada) con inteligencia. Anoche un borracho cotidiano nos provocaba a los amigos en el porche de un bar de paso donde intentábamos discernir si hay políticos puros, es decir, ejemplares entregados a la polis y sus necesidades, y no a lucrarse, sentirse poderosos, practicar la influencia y ponerse cachondos contemplando su egoespectáculo. “La democracia cada vez está peor, y es por culpa de los periodistas”, exclamó el Pirata, y me estremecí. Yo no creo en el poder de los periodistas, quizás porque me dedico al oficio y jamás he sentido esa sensación de cambiar algunos átomos de realidad al galope de mis letras. El borracho, con Rayban y bermudas de urbanita chic, nos hacía los coros de manera sobreactuada y con decibelios de más, mientras metía mano a un guiri americano que pasaba por allí. Todos intentábamos fingir que la conversación podía evolucionar, pero estábamos a punto de pasarnos al lado oscuro por efecto de la ira, como Luke Skywalker.

Ha-Joon Chang

¿Somos manipuladores? ¿somos manipulables? Me acordé enseguida de la entrevista que había leído en El País al economista coreano Ha-Joon Chang. Desde mi ignorancia en la materia me habían impresionado sus reflexiones sobre el sistema, los porqués del fracaso de la unión europea y aseveraciones como esta: “La ilusión de considerar la economía como una ciencia ha tenido dos consecuencias. Una es que a nivel intelectual, la materia se ha convertido en muy dogmática. Porque si crees que es una ciencia no puedes aceptar que haya dos o tres explicaciones de una misma cosa”.

En mi entusiasmo lector envié un wasap a D., de cuyo criterio, solvencia  y conocimientos siempre me fío,  para ver qué pensaba: “Yo creo que en economía no hay verdades absolutas y que lo que dice éste puede ser verdad o no. Del universo sabes lo que puedes esperar, siempre reacciona de la misma manera, puedes establecer leyes. En economía tratas con personas, que son más complejas e imprevisibles que el universo”… Y, tras proseguir su razonamiento siempre cabal y ordenado, cuestionaba a mi nuevo héroe coreano:”Pero en algunos casos retuerce un poco los argumentos. Dice que en las dos décadas perdidas de Japón la renta per cápita subió un 1% anual, lo que no aclara es que subió porque se redujeron las cápitas -la población- La economía no ha crecido nada en veinte años”.

-Qué fácil es manipular ¿verdad?
-Bastante…

Oliver Sacks

Hoy pienso que el poder de la prensa, sobreestimado, a veces es un accidente. Una crónica sin todos los datos puede afectar a la interpretación de la pieza. A veces quien escribe cae en el pecado de la pereza. Otras es pura ignorancia. Y probablemente un tercio del pecado sea manipulación expresa y militante. Gente a quien se le pone dura, como a Kureishi, soltar tres datos para ocultar otros tres que explicarían justo lo contrario de lo que se sugiere. O sea, lo que hacen a menudo los políticos.

Los borrachos, sin embargo, se limitan a dar por saco bajo la sombra de la luna lunera. Y a mi amigo el Pirata, anoche, se le hincharon las pelotas, con perdón, y sacó su voz de trueno: ¿Te quieres callar de una vez, que no te soportamos más? Era el increíble Hulk, y el otro un tipejillo venido arriba por efecto del alcohol, pero allí estábamos los miembros de la pandilla -siete adultos, doce niños- dispuestos a matar por defender a nuestro amigo. Al final, la sangre no llegó al río, el grupo se disolvió y tuve que explicarles a las Chukis que el Pirata había hecho lo que todos pensábamos. Y que nadie está legitimado para sabotear un encuentro de amigos donde las diferencias políticas no nos causan rasguños y la amistad se celebra año a año, a pesar de las catástrofes económicas, de los gurús coreanos y del miembro duro de Kureishi. Brillante y provocador.

P.D. Querido D., como siempre, tienes razón. Las personas son más complejas e imprevisibles que el universo. Aman, gritan, desean, se frustran, provocan y a menudo se quedan con las ganas. Pero las cifras y las estadísticas, esas que dan seguridad, son frías como las playas del Cantábrico. Y tienes doblemente razón cuando dices “se puede vivir sin entenderlo todo”… Pero qué reto fascinante es tratar de entenderlo y tropezar en el camino con Oliver Sacks , que ayer nos iluminó en otra página del mismo diario con su canto a la vida que afronta la muerte y ese humor balanceándose en la tabla periódica. Otra lectura necesaria.