Paz Errázuriz. Mapfre

1.Cada vez que escucho o leo lo de los “barones” del PSOE mi ánimo vuela al medievo y se enreda con la estela de los merovingios, que llamaban así a los hombres poderosos y a los maridos (leo y descubro). Que no haya barones en otras formaciones me da qué pensar. Entiendo que el pobre Pedro Sánchez se acogote ante esa horda de machos alfa que le tientan el cuello con los aceros de sus espadas cuando se envalentona y pide pista para pillar banquillo azul a cualquier precio. Y que directamente tiemble si el barón es baronesa y responde al casto nombre de Susana.

2.Cuando quiero cambiar la realidad pero no puedo arremeto contra la palabra que la nombra. La doblego. Por ejemplo: excatología (con x, así me sale. La “s” se me hace débil y excasa en su ortodoxia para tan recusable sustantivo). También quisiera que fe llevara tilde, porque una fe sin brío es postureo de beata hincada en banco de iglesia sin retablo. Tengo quien anda elaborando con amoroso desvelo vengativo una lista de mis taras ortográficas, y no descarto que termine publicando un diccionario (dix-ionario?).  Incorporará, espero, estrafalario (lo prefiero con extra, ya lo siento). Lo mío con las x es para hacérmelo mirar, tienes razón Pepito Grillo. Pero es tan dulce ser reconvenida y tan estimulante el duelo que no descarto ampliar el cuerpo del delito y sembrarte de minas el camino por puro regocijo. Con kariño. (“Avive el seso y despierte, contemplando cómo se pasa la vida…y blablabla”).

3.Me escribe mi amiga P. desde Málaga en temblores: “Me levanté a las 5, como siempre. A  las 5.22 h me cagué de miedo, no daba crédito. Me fui para los
cuartos, agarrando las puertas del armario para comprobar no sé el
qué…Entré en mi dormitorio y M. se había despertado porque la cama se movía. “Un terremoto”, dije. Levantamos a los niños y en pijama nos fuimos a la calle. Después se volvieron acostar sobre las 6 y yo me fui a correr”. Mi amiga es así, práctica y propensa a imponer cordura cuando el caos se extingue (con x, espero). Sonrío en la distancia y noto que la echo de menos.

4.Cita en la Mapfre para ver la exposición de la chilena Paz Errázuriz. Conmovedora crudeza de cuerpos de ancianos desnudos (menos desvalidos que con ropa, descubro sorprendida ante la dignidad de los pliegues en tropel). Elogio de las putas con colchas de cama rosa y paredes desconchadas verdiagua. Aburrido, para mí, el fotoperiodismo de lo ya contado. Y tan reconocibles esas imágenes que son idénticas a las de nuestra Movida, ese momento en que nos creímos modernísimos y lo vestimos con grandilocuencia inmerecida. Con un clon de McNamara desnudo y en escorzo ante el espejo.