Diario de vacaciones: 1. No consigo engancharme a “El Jilguero“, pero estoy haciendo grandes progresos de adicción a la serie “The Good Wife“. Me gustan las mujeres impasibles y listas que encierran una tempestad con rayos y truenos. A nivel personaje. En la vida real prefiero la dosificación de las tormentas en cómodos plazos, sea la fuente hombre o mujer.

2.Cada dos o tres minutos la pantalla de mi MAC se apaga y vuelve a requerirme la contraseña. Creo que mi equipo está desarrollando una suerte de extrañamiento tiñoso hacia su dueña, que gradualmente se va convirtiendo en esclava. La fantasía del dominio de las máquinas es un hecho. La venganza se llama destrucción (el otro día en el Telediario, que miro como quien oye llover, unos vándalos destrozaron un robot autoestopista. Lo entendí como una señal).

3.Mi melasudismo vacacional está alcanzando niveles preocupantes. Ayer puse una lavadora, la primera, y ahí sigue la ropa, dentro del tambor, imagino que tutti frutti por efecto del desteñido. No tengo conciencia de ama de casa, sólo de dominátrix de hijas vagas. Minichuki lo ha vuelto a hacer. Para evitar que la levante a las 7.45 se ha encerrado con pestillo esta mañana. Planeo un castigo ejemplar. Colgar la colada, arreglar mi ordenador, cocinar lentejas.

Río Deva

4.Ayer descendimos en canoa el río Deva, que es la versión amable del satánico Sella. El primero requiere dos horas y media. El segundo no menos de cuatro. Debo decir que soporté el remado con estoicismo y sin perder la alegría incluso cuando un tronco vino hacia nosotras dispuesto a convertirnos en pincho moruno. Conseguida la hazaña y ante un nutrido grupo de testigos me caí al agua mientras llevaba la canoa a la orilla en una postura vergonzante y tengo un moratón justo ahí. Mi amigo M.sentenció: “Conviene que a salida del agua sea más elegante”. ¿Elegancia? ¿qué era eso?

5.No creo en la bondad de los pueblos. Ayer durante el paseo llamé a un teléfono de una casa que se vende y la dueña, desconfiada, preguntó ¿no serás de aquí y llamas para cotillear el precio? Respondí: no, señora. Y ella siguió: “Estoy harta de que me llamen los vecinos con la misma cantinela”. Creo que debería estudiarse su caso en el manual de la venta con zancadilla autoinfligida. Seguro que la mujer nos observaba desde detrás del visillo. Seguro que esa casa no me conviene. (Aquí, por cierto, todo el mundo trata de averiguar cuánto has pagado por el alquiler de tu casa. Yo no suelo tener problema en contar esas cosas, pero compruebo que el dato encierra un metadato chungo y decido no airear mi intimidad financiera (bastante tengo con airear el cardenal en el culo).

6.Sigo fascinada con Arabella y Coetzee (y perdón por la pesadez). El escritor diserta sobre la diferencia entre ser auténtico y ser sincero. Me interesa de inmediato porque detesto la expresión “es muy auténtico”, tan usada por los inconcretos. “Si eres una persona auténtica, eso quiere decir que puedes mentir, robar y hacer trampas siempre y cuando no finjas ante ti mismo que no eres un mentiroso, un ladrón ni un tramposo“. No puedo estar más de acuerdo. Pero no pienso usar esas palabras como jamás diré “descambiar” por mucho que la RAE lo acepte.

7.Subí tras la carrera matutina a mi Mirador de los Salvajes y había un pibón de 50 a quien fotografié por la espalda. El mirador no se llama así, como tampoco existe la playa de Lord Byron. Encuentro sumo placer en rebautizar los sitios a mi antojo. Al respecto, D. me regala una anécdota divertida: “Hace
poco encontré en Ted Talks una historia graciosa sobre como la
interpretación que uno haga de la realidad puede llegar a influir sobre
ella. Por lo visto, los cartógrafos cuando hacen un mapa meten un gazapo,
algo que no existe, para poder defender sus derechos de autor.
El que
contaba la historia metió un pequeño pueblo en medio de la nada y le
puso un nombre que era un acrónimo con sus iniciales: Alglo. Años más
tarde encontró un mapa en el que otro autor incluía el pueblo Alglo.
Lleno de satisfacción por haberle cazado, le puso una demanda, que
perdió, porque en esa lugar se había construido un pequeño pueblo que se
llamaba Alglo, como correspondía en el mapa”. 
Conclusión: debo sobornar a un cartógrafo para que incluya mis nombres en un mapa. 
P.D. Si alguien puede sugerirme cómo resolver lo de mi MAC le pagaré con una palabra inventada. O algo…