Si nadie lo remedia hordas de mujeres irán este fin de semana a ver “50 Sombras de Grey” con amigas.

Yo podría ser una de ellas, con mis amigas de la universidad. (Sería lo mismo que quedar para un baile de Carnaval o una manifestación)

No he leído el libro ni pienso haberlo. Me bastó hojear/ojear dos párrafos para ver que era hamburguesa literaria de cadena low price. Sucedáneo de las revistas porno que las chicas (al menos las de mi generación) tradicionalmente no han consumido. Una promesa de ¿liberación? erótica que teníamos ¿pendiente?.

Transgresión sin culpa.

Cancelado por extenuación mi fin de semana de amor y lujo conmigo misma y mi querida L. en un hotelazo all included, mi fantasía sexual más extrema consiste en meterme en mi cama/ataúd el viernes y despertar el lunes, si es posible. Una bondage de sábanas, menta poleo y edredón. No sin antes haberme metido un chute de cine clásico protagonizado por fierecillas indomables y galanes puede que gays con raya en el pelo trazada a tiralíneas. Con mi vela de Guerlain a todo trapo y un plato de jamón acompañado por un botellín de cerveza.

Julio Iglesias tiene toda la razón en ese mensaje por whatsapp que me arrancó carcajadas el otro día en medio de una sesuda reunión: “El 14 de febrero coinciden Carnaval, San Valentín y 50 Sombras de Grey. Si no follas ese día, algo estás haciendo mal. ¡Y lo sabes!”.

Lo sé. Así que me ronda la idea de convocar un happening para los pringados que algo estaremos haciendo mal. A ver qué se nos ocurre.

In the Mood for Love

Claro que para eso tendría que salir de casa. Y tengo una cita de amor con Mr MAC y otra bien ardiente con Carson McCullers. Y es posible que me surja una tercera y tendré que decir que sí porque Susan Miller me ha advertido en su horóscopo que Febrero para una Aries va a ser un jolgorio de encuentros y que Love is in the Air. Que diga sí a encuentros inesperados. Sobre todo a partir del día 11. O sea, hoy.

Y hoy me entero de que Ángel Gabilondo se presenta como candidato del PSOE por la Comunidad de Madrid y mi sístole y diástole se disparan con los nervios. ¡¡¡Un filósofo podría gobernarnos!!! Y creo que las siglas que lo acompañen no son tan relevantes como el hecho de que es un hombre cabal, íntegro y alejado de la mediocridad intelectual dominante. O eso creo.

50 Sombras de Ángel. Debería correr a registrar el título. A mí Gabilondo me provoca tanta excitación con Jeremy Irons en Retorno a Brideshed a mis 18. ((Y os recuerdo que fue el ex ministro  quien, en una soirée literaria de altos vuelos, me regaló esta frase de cabecera que se aplica y me aplico: “Cuando no sepas que decir, di la verdad”)).

Sí, ya siento las llamas de Cupido abrasando todas las defensas de mi fortaleza de letras y flores.  Puede que esto sea una señal. El disparo de salida de mi regreso a los brazos de Eros. La rendición de la dama absorta. Un fin de semana tan libidinoso que llegaré al lunes con la piel encendida y las pulsaciones de una quinceañera.

Creo que ya no necesito ver la película calentorra. Prefiero, ahora que lo pienso, ponerme In the Mood for Love, esa joya hipnótica de Wong Kar-Wai que llevo tiempo sin regalarme y se me antoja el mejor homenaje al buen cine romántico y a la belleza sutil y emocionada sin cuerdas ni dominación.

Y a ti, Julito Iglesias, más te vaje retirarte de la liga del conquistador follador que se te pasó el arroz hace tiempo. Y lo sabes.